domingo, 31 de marzo de 2013

La PaleoDieta

La Dieta más antigua del mundo,
¿será la dieta del futuro?
No se trata de comer como un cerdo, ni como un animal. Se trata de comer como Dios manda, es decir como comían nuestros ancestros en tiempos prehistóricos.
Parece medio broma, medio moda, pero es muy serio. Puede que sea la dieta que más estudios haya solicitado porque es como una conclusión definitiva a estudios realizados por diferentes disciplinas, desde décadas, en nutrición, en biología, inmunología, arqueología...
Esta dieta pone patas arriba a la famosa pirámide de los alimentos que propone el Organismo Mundial de la Salud, la que preconiza un amplio consumo de alimento para pájaro: los granos y las harinas, y critica los dos nutrientes básicos de la alimentación humana: la carne y las grasas.

En que consiste la paleodieta.
Consiste en comer lo más posible de los alimentos presentes en los tiempos prehistóricos, antes de la llegada de la ganadería y agricultura en el Mesolítico.
En la prehistoria, aquí en España, los iberos se encontraban con un clima mucho más frío que el actual, con largas temporadas de glaciación. Se sabe que los bosques estaban poblados de renos, ciervos y numerosos mamíferos, los ríos estaban llenos de salmones y peces de carne blanca. En el largo invierno, la fuente principal de alimento estaba proporcionada por la caza y la pesca. El aporte de proteina era el triple del actual. La verdura era escasa y las frutas, más aún, antes de la llegada del verano. Así que el nutriente principal del primer européo, era la proteina y el segundo, la grasa cruda. Nuestros ancestros no eran vegetarianos, como no lo son, tampoco, ninguno de los grupos humanos que siguen viviendo de forma primitiva, hoy en día. No son, tampoco, vegetarianos, los grandes simios, a pesar de la fama que se les atorga. Están dotados, al igual que nosotros, de buenas caninas para la carne.
Los simios y los humanos, en cambio, no poseen las muelas, ni la doble panza de los rumiantes. Será por algo. Desde luego, yo no me como a secas, un manojo de trigo o de alfalfa. Asi que los cereales en copos, con aceites vegetales hidrogenados, no son para mí.
Esta dieta ancestral se disfrutaba cruda. El fuego llegó muy tarde y solamente para calentarse. Se tiene prueba del uso del fuego para cocer los alimentos muy tarde, muy cerca del neolítico. Lo demás de la dieta prehistórica se contituía de verdura (hojas, raices), fruta, frutos secos crudos por supuesto, bayas, insectos, huevo y miel.

Es asombroso pensar que una alimentación de este tipo, proporcionaba al cuerpo todos los nutrientes necesarios, intactos. El alimento está vivo y su estructura molecular no debe estar modificada por la cocción. Esta dieta propone al cuerpo, además, los alimentos en proporciones ideales. Por ejemplo: se calcula que los Omega-6 y Omega-3, las únicas grasas esenciales o indispensables, se consumían en un ratio de 2 por 1. Se estima que la dieta moderna lleva este ratio a, de 20 por 1, hasta 40 por 1, con todos los trastornos que lo acompañan, como se sabe, el de fabricar inflamación y dolor. Los antiinflamatorios, como el Ibuprofeno, actúan impidiendo que el ácido araquidónico, que es un Omega-6, se transforme en prostaglandina 2: súper inflamatoria. Para el dolor crónico, tome mucho omega-3 (de 4 a 6 gramos al día) y bromelina, por ejemplo. Repasaremos los antiinflamatorios naturales en un artículo ulterior.

Otro ejemplo: al volver a consumir más proteinas crudas y grasas crudas, la producción de energía gracias a una enzima digestiva del páncreas: el Glucagón, es más directa, sin pasar por hacer reservas y usando menos la Insulina, otra enzima digestiva pancreática. Al consumir hidratos de carbono como los granos, harinas, azúcar, almidón, se usa masivamente la insulina y se hace más reservas (grasa alrededor de la barriga). A la larga, cuando circula mucha insulina en la sangre de forma crónica, las celulas se vuelven resistentes a la insulina, que es la hormona que facilita el paso de la glucosa hacia dentro de las celulas para su utilización. Las celulas gastan menos glucosa, las celulas se ralentizan y el nivel de glucosa sube en sangre. Esto es el paso previo a la Diabetes tipo II (la diabetes del adulto). Se sabe, también, que este exceso de insulina circulando en la sangre participa a la inflamación general.

Una vez más, se llega a la conclusión siguiente: nuestro cuerpo está diseñado para unas condiciones de vida, alimentos y proporciones entre estos alimentos, de un entorno ancestral natural y cada modificación aportada por el hombre trae su lote de malfuncionamiento y enfermedad.

Observando lo que pasó en el mesolítico, con las transformaciones aportadas por la intervención humana en la alimentación, se constata la aparición de la primeras enfermedades de civilización. Cuando en Europa occidental, el hombre empezó a hacerse sedentario, cultivando leguminosas (garbanzos, lentejas, ...), lo hizo en sustitución de los alimentos más nutritivos de la prehistoria. Estos alimentos cultivados, como una demostración, son más alergizantes que la carne, por ejemplo. Un poco más tarde, nació, en Mesopotamia, el cultivo extensivo de los cereales, aportándoles modificaciones genéticas que les hacen los alimentos más alergizantes que existen para nosotros. Los antropólogos descubrieron que los esqueletos de esa época y esa zona geográfica del "Croissant Fértil", presentaban los primeros rastros registrados de enfermedades reumáticas autoinmunes. Está demostrando que las enfermedades reumáticas nacieron entonces, allí y es muy probable que las demás enfermedades autoinmunes y enfermedades crónicas, incluyendo la diabetes, también. Me cuesta pensar que se podía encontrar obesidad en la prehistoria.

Conociendo los mecanismos internos de ponerse enfermo: la fisiopatología, parece improbable encontrar en la prehistoria, individuos con alergia, obesidad, diabetes tipo II, artritis, fatiga crónica, fibromialgia,... Se sabe de estos primeros hombres, que estaban bastante altos y atléticos. En la prehistoria, el humano medía una media de 10 centimetros más que despues, en el mesolítico.

Los estudios de esqueletos antiguos en el Nuevo Mundo, aportó una segunda prueba de eso. Los primeros signos de artritis reumatóide se encontraron en una región de Méjico, a una época correspondiente a la industrialización del cultivo del maíz, despues de haber realizado cruces genéticos para llevar esta gramínea de una talla de 10-15 centímetros a la de casi un metro. Otra evidencia, es que tenemos dientes que no nos permiten un grán consumo de granos. Fue necesario inventar la muela o el hervido, para permitir su consumo.

A título indicativo, los alimentos más alergizantes, o de otra forma dicho, no adaptados al tubo digestivo humano y que, luego, activan el sistema de defensa, son: en número uno: los granos con gluten (el trigo,...), después, los lácteos (por su proteina, la caseina y no por la lactosa, su azúcar, aunque también), el huevo (por su proteina, la ovalbumina, para unas persones), los mariscos, la pipa de girasol, los cacahuetes y sus derivados (el chocolate), algunas leguminosas (sobre todo, la soja) y algunos pescados azules. Aquí, constatamos que son, la mayoría, alimentos que no se consumían en la prehistoria. ¿Que adulto probaba la leche? Parece que los productos del mar, los mariscos y los peces de alta mar, los azules, no se consumían como actualmente, lo que se entiende.

Los alimentos prehistóricos se siguen usando pero han sufrido tranformaciones nefastas. Lo primero, no se consumen tan frescos. Lo segundo, se les transforma molecularmente con la cocción. La carne y, ahora, los peces, se les cría dándoles de comer unos alimentos que no son los suyos. Los animales de hoy comen cereales ellos también, cuando el alimento natural es la hierba para los herbívoros, insectos, larvas o planctón, para los peces. En la carne de los animales criados como si estubieran en su entorno natural, se encuentran más nutrientes saludables, como las vitaminas, el CoQ 10, etc y nada de toxinas y antibióticos.

¿Como comer según este precepto? Comer, en primer lugar, menos cereales e hidratos de carbono, menos de los seis "Pes": pan, pasta, paella (arroz), pasteles, patatas, pizza. Abandonar los lácteos después de los 3-4 años de edad. La fuente natural de minerales y calcio, para un adulto es la verdura. Comer mucha más carne (criada con hierba), pescado salvaje, verdura de cultivo biológico, fruta con hueso (ciruela y sus derivados evolutivos), bayas, frutos secos crudos (menos las pipas y los cacahuetes), la miel. Todo eso de producción biológica, si puede ser, para una carga menor en toxinas. Y de todo esto, procurar hacer un consumo en su forma cruda, lo más posible, o por lo menos hervido, estofado o marinado.
Ya, puede tirar a la basura sus sartenes. Evitar los fritos y la plancha, la olla exprés, el horno, el microondas, los alimentos extraídos a presión que son los peores alimentos del "mundo mundial" (los gusanitos de los bebes, los nachos, los aperitivos en bolsas,...). Una buena manera de selecionar un alimento es que no esté en bolsa, empaquetado o etiquetado, que no haya pasado por la industria alimentaria; que salga intacto (vegetal o animal) de su lugar natural de crecimiento sin los procedimientos ulteriores humanos (cocción o industria). Empiece el día con buen pie, desayunando, ya con algo de proteinas (pechuga de pollo de la víspera, un huevo pasado por agua,...), un gazpacho andaluz con aceite de oliva, unas almendras crudas, o lo que le apetezca de la lista anterior en negrita. Claro que echará de menos la tostada con café, al principio. Pero, luego, no querrá volver a ella y se quedará con el desayuno protéico anglosajón que proporciona mucho más energía para no sufrir bajones a media mañana.











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